Hace ya un año que empecé con este proyecto y a principios de mayo se completarán mis primeros doce meses de ferias, lo que yo llamo completar el círculo. El balance ha sido sumamente positivo en todos los sentidos: a nivel de experiencias, muy enriquecedor, a nivel laboral he redescubierto que puedo hacer algo bonito, que me llena y que me gusta a mi y a los demás ( siempre hay y habrá excepciones, que para gustos los colores). La verdad es que me hace sentir feliz, cuando veo que un niño se aferra tanto a su camiseta que no se la quiere quitar después de probarsela ni para pintarle el nombre, o cuando se les llenan los ojos de alegría al ver a su personaje de cuento favorito.
Que me enorgullece cuando me felicitan por un trabajo original y bién hecho, aunque también te encuentras con quién no lo valora en absoluto, pero son los menos.
A nivel de ferias, hemos disfrutado mucho y hablo en plural por qué mi compañero no me deja ir sola a ninguna parte y el disfruta tanto o más que yo en estas peripecias por la geografía de nuestra región ( de momento, que ahora que tenemos la furgo pensamos ampliar horizontes). Recorriendo pueblos y lugares que no conocíamos y otros que teníamos olvidados, todos diferentes, todos únicos, todos aportando su granito se arena a la experiencia.
A nivel profesional hemos aprendido muchiiiiiisimo y nos han ayudado unos cuantos buenos compañeros con sus cosejos y su apoyo. Sin ellos la feria no sería lo mismo. A algunos no los hemos vuelto a ver, pero ahí quedan los buenos ratos que hemos pasado juntos, también las dificultades que hemos superado con ayuda de todos. A otros los seguimos encontrando de feria en feria y surge poco a poco la camaradería y a un nivel más profundo, la amistad. Desde aquí les doy las gracias y les deseo lo mejor. A los que se dedican a poner zancadillas, que por supuesto también los hay, que sigan con su trabajo y a mi me dejen hacer el mío.
Afronto esta nueva temporada con ilusión pero mucho más segura y madura, por qué lo emocionante de estar vivo y ser consciente de ello y cuando tienes una enfermedad como la mía lo eres a cada minuto que pasa, es esa capacidad de aprender y madurar constantemente, tengas veinticinco años o cincuenta.
Todo esto para decir, que esta experiencia emprendedora no es solo un trabajo, si no que ha enseñado una nueva forma de vida y me ha hecho descubrir cosas que ignoraba que estaban en mí.
Y ahora solo decir para terminar que intentaré seguir adelante con este diarío aunque me cueste quitar horas al sueño, por que es otra de mis criaturas queridas, fruto de esta vivencia que me está siendo tan grata , bueno a veces no es tan grata, que hoy he pasado un frío en la feria.....
Y me hacía ilusión poner alguna foto, per la tablet no me deja, así que hoy lo dejamos y mañana lo intentaré otra vez.
Allí encontraréis un nuevo punto de venta de las 3 y diez, en la calle Mariano Baselga de Zaragoza.
También a partir de hoy en "El armario de Bea" en la calle Cavia en Huesca.